La pasión y muerte
de Jesús es el eje central de los relatos evangélicos. De allí se interpretan
dos puntos de vista: Jesús de Nazaret murió por salvarnos de nuestros pecados y
que fue ajusticiado a causa de su lucha por el ser humano y motivos políticos.
El tema es que su
muerte tiene un significado histórico y un sentido trascendental, pero además,
el significado teológico de su muerte. Tomando en cuenta estas tres
perspectivas, Ignacio Ellacuría realizó un análisis de los relatos de la pasión
de Cristo desde la hermenéutica histórica.
Encontró una
coincidencia sinóptica en los cuatro evangelistas: una creciente oposición
entre Jesús y sus enemigos. Se reúnen los sumos sacerdotes, los escribas, los
fariseos y los ancianos que acusaron
intenciones de matarlo, pero temían a la reacción de la gente más pobre que lo
seguía y que paulatinamente iba en aumento progresivo. Razón esta última que
evoca la confrontación, más allá de lo personal y religioso, al plano socio
económico.
Jesús no opuso
resistencia a Judas ni a las autoridades, civiles, políticas, y religiosas a la
hora de su captura para conducirlo a padecer ante el poder de Poncio Pilatos.
Los evangelistas no convergen en cuanto a los motivos de la acusación, pero
dejan ver las motivaciones como las del sumo sacerdote preocupado por la
doctrina de Jesús y la cantidad creciente de seguidores que atraía, vale decir:
generaba un movimiento que liberaba los temores que habían servido para
controlar a los pobres, Jesús les estaba quitando la clientela. Pero lo más peligroso: Los pobres comenzaban a generar un movimiento social que se escapaba del control del dominio oficial.
El Sanedrín lo
acusó de querer destruir el templo mediante la prédica de un nuevo orden
religioso que insinuaba el delito de blasfemia pública capaz de resquebrajar los
pilares del judaísmo. Esto suena a Revolución Religiosa, sobre todo porque los
nuevos clientes trascienden los hitos del pueblo hebreo, que de pueblo elegido
por Dios, se verá obligado a extender ese privilegio a todos las "razas" del
mundo, un judaísmo ecuménico, universal, o católico. ¿La amenaza de una
novedosa doctrina que se revela como una esperanza para los pobres de la
tierra?
Llama la atención
lo que destaca el exegeta en relación al cambio de la acusación cuando la
víctima es conducida ante las autoridades políticas de Roma (Lucas, 23, 2). Se
destaca su condición de agitador de masas que se hacía pasar por rey de los
judíos incitando a la evasión de impuestos a Roma. Sin embargo, tanto a
Pilatos, como a Herodes les pareció inofensivo el personaje (Juan 19, 7 y 12).
Los rabinos por su
parte subrayaron que la Ley Judía
contemplaba la pena de muerte por el delito de hacerse pasar por el Hijo de
Dios, redentor o mecías esperado, presionándolo con el chantaje de acusarlo de
enemigo del César si perdonaba a un enemigo político de Roma. Vale destacar que
estos religiosos se encargaron de que fuera ejecutado por delito político, el
cual merecía la pena de muerte por parte de Roma. Esto hace pensar que Jesús se
proyectó como una amenaza a sus poderes socio - religiosos. No hubiera
prosperado una acusación alusiva a otro tipo de delito.
También cita a
Juan, 11, 47-50, cuando Caifás, jefe de los sacerdotes les alentó a entregarlo
para evitar que los romanos pudieran tomar represalias contra todos los judíos,
en caso de generarse una rebelión popular tras el liderazgo incontrolable de un
personaje tan singular. De allí la interpretación de que fue sacrificado para
expiar las culpas de su pueblo. Desde el punto de vista teológico de San Juan,
Jesús murió para salvarnos de todos los pecados durante toda la eternidad.
Termina Ellacuría este primer punto de vista
insistiendo en la preponderancia de los elementos histórico – políticos en el
juicio de Jesús y en el relato de su pasión dejando asomar una preocupación por
responder a las causas de su condena. Advierte el peligro de la ideologizada
facilidad con que se cuelan peligrosos comentarios teológicos interesados y el
hecho de que no es vana la importancia que tiene este aspecto del evangelio en
tal sentido apunta que “considerar la morosidad de los evangelistas como algo
anecdótico o como concesión sentimental, sería caer en lo que Zubiri ha llamado
docetismo biográfico. Insistir en lo que realmente significa nos lleva a la que
fue la raíz humana de la vida de Jesús y, consiguientemente, al lugar adecuado
de la fe y de la trascendencia..
¿Lo esencial estará en la vida de Jesús?
Entonces su muerte sería la consecuencia de su vida como redentor. Veamos si el mismo Ellacuría nos aclara esta duda al tratar dentro del mismo texto. Me Refiero a la conciencia histórica de Jesús ante su muerte y el significado teológico de su muerte.
¿Lo esencial estará en la vida de Jesús?
Entonces su muerte sería la consecuencia de su vida como redentor. Veamos si el mismo Ellacuría nos aclara esta duda al tratar dentro del mismo texto. Me Refiero a la conciencia histórica de Jesús ante su muerte y el significado teológico de su muerte.